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Pilar Guzmán Matta

Felipe Guzmán Cruzat publicó el 07/11/2023

Carta Despedida - Cristián Velasco (leída en su funeral)

Es difícil despedir a alguien en el contexto de la muerte, sobre todo cuando esa persona se caracteriza por haber entregado pura vida y, además… no le gustaban las despedidas muy formales. Pilar Guzmán Matta, María del Pilar Guzmán o Piguma para sus cercanos de adolescencia, fue siempre una persona que habitó el espacio del humor, la alegría, la generosidad y el amor a fondo. Las historias que cuentan todas sus amigas de la niñez -muchas de ellas aquí presentes, y otras cuantas en el más allá-, transitan el lugar de la creatividad, la entrega, el juego y la alegría. Mi mamá se caracterizó por ser una fuente de luz que llenaba fácilmente cualquier lugar. Amigas, amigos, familiares y cercanos, se acercaban a ella para recibir sus palabras de apoyo o consuelo, que -sin entrar en las profundidades psicológicas o estrictamente emocionales- sabía penetrar los corazones desde su simpleza, su profunda fe en Dios, la Virgen y las enseñanzas de Jesús. Siempre sus palabras estaban ancladas a un aspecto espiritual y práctico a la vez, mostrando alguna suerte de sabiduría desde lo lúdico y lo cotidiano. Mi madre resolvía cosas de la manera más extraña y creativa. Pensando en ABCD, recortaba y pegaba ideas de un lado para otro, como un verdadero collage, armando resoluciones de lo más inesperadas para que todos pudiéramos estar a gusto. Si hubiera nacido en otro contexto, probablemente hubiera sido una artista surrealista o algún juglar medieval, o quizá una reina… que por cierto lo fue, pero ella no podía ser una reina muy formal, porque lo de ella era la simpleza y lo común, sin mucho enredo adicional. Su antídoto natural era la amistad, la risa, las amigas y el núcleo familiar. Siempre tenía sombreros y pelucas a mano por cualquier eventualidad. Junto a mi padre – a quien despedimos hace casi cinco años en esta misma iglesia- siempre estaban atentos a recibir con una buena cena y con el corazón abierto a todos los amigos y en cualquier ocasión. Sabemos que son muchos los regalados por este cariño y esta fuerza poderosa llamada amor. Señoras, señores y amigos todos… no hay medicamentos que aguante, ni agüita de manzanilla que nos exima del momento en que nos toca partir. Cada uno tiene su instante y mirado así, debemos pensar que siempre es el momento perfecto para emprender nuestro viaje. Lo oportuno puede ser sorprendente e inesperado, pero sin duda es el momento que nos toca dejar este plano terrenal. Mi madre no hubiera aguantado tres días en cama. Si me muero, quiero que sea rapidito decía… y así fue. Ella era práctica, apúrate y no le gustaba mucho la espera. Sin embargo, sabemos… que su gran ejemplo al respecto fue haber cuidado por más de una década a mi padre enfermo. Ahí mi mamá confirmó con creces su espíritu de entrega y amor incondicional. Ese legado es lo que queda. La entrega, la alegría y el amor son su profunda herencia. Incrustada en ocho hijos, 27 nietos y dos bisnietos, la Pilar le hizo honores a su nombre, regalándonos un soporte firme en los vínculos y el compromiso. Tendida en su cama, en la casa del sur en el lago Colico, en esta época donde las flores inundan el jardín, mi madre se entregó al llamado eterno. Muchas gracias a sus primas Patricia y Victoria por estar ahí. Increíble pensar que estaban juntas ahí y que ella no estaba sola en otro lugar. Con el aire cálido de esta mañana pensé… ¿A dónde va ese viento? ¿Llega el viento a algún lugar o solo se vive en la medida que nuestros cuerpos experimenten su sensación? ¿Qué forma tiene, cuál es su sustancia, su materialidad? ¿Tiene color el viento que está ahí afuera? ¿Cómo se espera el llamado y cuando estamos listos para partir? ¿Qué es la espera?... Sin duda, la pausa más misteriosa de nuestra vida es el sueño, que cada noche nos permite ensayar esa espera - de la que algún día no despertaremos. Bueno mamá… aquí estamos todos juntos agradeciendo la vida que nos dio, con el corazón abierto para seguir el camino que a cada cual le toca vivir. Las palabras son vacías si no las vemos en sus conceptos. La alegría y el llanto son opuestos y complementarios. Como la presencia y la ausencia, el calor y el frio, la vida y la muerte. Uno no existe sin el otro y es imposible concebirlos por separado. La muerte y la impermanencia son parte de la vida y la pena que podemos sentir es equivalente a su enorme alegría de vivir. ¡Gracias por todo mamá! Abrazos y besos infinitos Vida eterna, amor y paz